Chiloé y sus iglesias de madera

La Isla Grande de Chiloé se encuentra en el sur de Chile y es la mayor del archipiélago del mismo nombre. El Canal de Chacao la separa del continente y ese aislamiento inicial motivó el desarrollo de una cultura distintiva dentro de Chile. Las iglesias de madera son parte de ese legado cultural, 16 de la cuales han sido inscritas por la Unesco en la Lista de Patrimonio Mundial.

Para visitar Chiloé lo ideal es contar con vehículo propio porque nos va a dar la libertad de elegir nuestro itinerario y diseñar las paradas y el ritmo del viaje. El aeropuerto más cercano es el Aeropuerto El Tepual (que comparten Puerto Montt y Puerto Varas) y allí mismo podemos alquilar el coche. En Chiloé no hay excesivo tráfico y aunque nos vamos a encontrar con alguna vía sin asfaltar por norma general las carreteras están en buen estado.

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TRANSBORDADOR A CHILOÉ

Desde El Tepual en unos 40 minutos se llega a Pargua, de donde parte el transbordador que nos lleva a Chacao, en Chiloé. Hay dos compañías que realizan el trayecto con lo que apenas hay tiempo de espera. Hay proyectado un puente para unir la isla con el continente pero hasta 2020 no se prevé que entre en funcionamiento.


El transbordador para cruzar a Chiloé cuesta 11.800 pesos (17 euros) y tarda una media hora.


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TRANSBORDADOR A CHILOÉ

Desde Chacao la autopista panamericana nos lleva directo a Ancud, la segunda ciudad en importancia de la isla después de Castro. Tiene varios lugares de interés a pesar de que Ancud quedó devastada tras el brutal terremoto que asoló Chile en  1960, de 9,5 puntos en la escala Richter, el de mayor magnitud registrado jamás.

Lo primero que tenemos que hacer en Ancud es pasear por su Plaza de Armas para familiarizarnos así con el particular universo de Chiloé y sus historias y personajes de leyenda.

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PLAZA DE ARMAS, ANCUD

Pequeñas esculturas en piedra nos introducen a Ten Ten Vilu, «proveedora de sabiduría y protección»; Cai Cai Vilu, «mitad culebra, mitad caballo»; El Trauco, «enano, deforme y repelente seductor de doncellas»;  La Viuda, «mujer alta y delgada, vestida de negro, que aparece por las noches en busca de hombres»; El Invunche, «recién nacido raptado o donado por las brujas, su carne cura cualquier enfermedad».

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EL INVUNCHE, PLAZA DE ARMAS DE ANCUD

También es visita obligada el Fuerte de San Antonio, el último bastión español en Chile que tras ser reducido en 1826 supuso el fin de la guerra de independencia. Hoy día tan solo quedan unos cañones sobre una explanada, pero atestigua la relevancia histórica del lugar un monolito que reza: «Después de cinco días de batalla por tierra y mar, las tropas chilenas a las órdenes del Director Supremo del Estado General Don Ramón Freire, vencieron en la rada de Ancud y en los campos de Pudeto y Bellavista al Ejército Español comandado por el Brigadier Don Antonio de Quintanilla y lo obligaron a firmar una capitulación honrosa en este sitio, Fuerte de San Antonio, el 19 de enero de 1826».

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FUERTE DE SAN ANTONIO, ANCUD

Desde Ancud se puede visitar la colonia de pingüinos Humbolt en los islotes de Puñihuil, pero en mi caso fue imposible porque habían cancelado las salidas por el fuerte oleaje. Por eso, para no llevarnos una decepción es recomendable preguntar en alguna agencia en la ciudad antes de desplazarnos hasta allí.

Chiloé tiene una gran tradición constructiva en madera y un buen ejemplo de ello son sus iglesias Patrimonio de la Humanidad. Una buena introducción la tenemos en el Museo de las Iglesias de Chiloé en Ancud donde hay maquetas de todas ellas y piezas originales de algunas construcciones.

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MUSEO DE LAS IGLESIAS DE CHILOÉ, ANCUD

Castro es la capital de la provincia de Chiloé y debido a su posición central en la isla es la mejor opción para alojarnos durante nuestra visita. La panamericana enlaza de manera directa Ancud y Castro, pero si damos un pequeño rodeo podemos aprovechar para ver algunas iglesias y puntos de interés en el camino.

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PASARELA PEATONAL A LA ISLA AUCAR

Para ello, tenemos que dejar la autopista en la salida a Quemchi, desde donde nos dirigimos a Aucar para visitar la Isla de la Almas Navegantes a la cual accedemos por una larga pasarela de madera. Aquí ya nos hacemos una idea de la tradición constructiva en madera de Chiloé.

La isla es un tranquilo parque que cuenta con una iglesia en su parte central donde todos los años se celebra los días 23 y 24 de septiembre la fiesta en honor a la Virgen de las Mercedes, imagen que llevaron los españoles en el siglo XIX. Además, se celebra el tercer domingo de noviembre la fiesta de Jesús Nazareno.

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IGLESIA DE LA ISLA AUCAR

La siguiente parada, a través de una carretera que todavía no estaba asfaltada pero a buen seguro lo estará en breve por los trabajos que se estaban desarrollando, nos lleva a la Iglesia de San Antonio de Colo, que data de finales del siglo XIX. Con su torre central dominando la nave rectangular es un ejemplo del modelo de iglesia clásico de Chiloé.

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IGLESIA DE COLO

Cerca de Colo está la Iglesia de Nuestra Señora del Patrocinio de Tenaún, cuya construcción se desarrolló en el periodo que abarca desde 1877 hasta 1902. La particularidad de esta iglesia son sus tres torres con lo que rompe el diseño tradicional de las iglesias chilotas conformadas por una torre central.

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IGLESIA DE TENAÚN

Desde Tenaún podemos hacer una parada en las Cascadas de Tocoihue, a las que se llega por un muy escarpado camino sin asfaltar que no debe desanimarnos porque es perfectamente transitable con un vehículo pequeño.


Para acceder a la cascada de Tocoihue tenemos que pagar una entrada de 1.000 pesos (1,5 euros).


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CASCADAS DE TOCOIHUE

Después de visitar esta caída de agua de más de 50 metros todavía nos queda un buen tramo de carretera sin asfaltar pero en Dalcahue ya se sale a la vía principal que nos lleva a Castro.

Una excelente opción para alojarse en la ciudad de Castro son los palafitos -construcciones tradicionales que descansan sobre pilotes de madera en el agua- de la calle Ernesto Riquelme. Hay varias opciones desde hostales hasta hoteles boutique.

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PALAFITOS EN CASTRO

Hay dos iglesias designadas Patrimonio de la Humanidad muy cerca de Castro que podemos aprovechar para visitar cuando vayamos al Parque Nacional de Chiloé.

La primera es la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Nercón edificada entre 1879 y 1890, que está a 5 km de Castro, en el margen derecho de la carretera cuando vamos en dirección sur. Aquí vamos a poder acceder al nivel superior lo cual es muy interesante para observar el entramado de madera del techo.

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IGLESIA DE NERCÓN

La segunda es la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chonchi, de 1893. Desde este pueblo tenemos que tomar el desvío de la carretera hacia el Parque Nacional de Chiloé que nos llevará, bordenando el Lago Huillinco, hasta Cucao. A lo largo del lago hay varios puntos panorámicos donde podemos hacer una pausa.

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IGLESIA DE CHONCHI

El acceso al Parque Nacional de Chiloé tiene un coste de 4.000 pesos (5,7 euros).


En el Parque Nacional de Chiloé hay numerosos senderos bien señalizados. El más asequible es el sendero los Quiles de 287 metros que acaba en un mirador sobre el lago Cucao. Otros dos senderos fáciles para recorrer en una mañana son los de El Tepual y el de las Dunas de Cucao.

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PARQUE NACIONAL CHILOÉ

Cuando llueve, lo cual no es nada infrecuente por estas latitudes, hay algunos tramos de los senderos que se encuentran muy embarrados. Así que lo recomendable es llevar buen calzado para caminar aunque no sean recorridos exigentes físicamente.

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PARQUE NACIONAL CHILOÉ

En muchos tramos se han habilitado pasarelas de madera lo cual, además de facilitar la visita, sirve para proteger la flora del lugar al delimitar la zona transitable.

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PARQUE NACIONAL CHILOÉ

CASTRO

Los palafitos nos ofrecen una de las imágenes más representativas de Castro. Son construcciones de planta rectangular que descansan sobre pilotes de madera que se apoyan en el mar, que en función del ritmo de las mareas quedan a la vista o cubiertos por el agua.

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CASTRO

La Iglesia San Francisco de Castro es el monumento más destacado de la capital de la provincia de Chiloé. El arquitecto italiano Eduardo Provasoli se hizo cargo de las obras y tiene un diseño neogótico con dos torres laterales con lo que también representa una excepción dentro de la tradición local. Se construyó entre 1910 y 1912. Su imponente figura domina la Plaza de Armas.

Podemos callejear por las calles que rodean la plaza para descubrir algún café interesante e impregnarnos del ritmo de vida de la ciudad.

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IGLESIA DE CASTRO

Isla Quinchao

Desde Castro, en un día podemos combinar la visita a la Isla Quinchao con Dalcahue, desde donde parte el ferry. En esta isla hay dos iglesias inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco: las de Quinchao y Achao.


El transbordador a Quinchao tiene un coste de 3.000 pesos (4,25 euros) ida y vuelta y tarda apenas cinco minutos. Una vez en la isla lo recomendable es dirigirse hasta el  punto más lejano, Quinchao, para a partir de ahí deshacer camino.


La orientación en la isla es fácil pues solo tenemos que seguir la carretera principal desde el ferry hasta Quinchao, donde se encuentra la iglesia de madera más grande de todas las del archipiélago de Chiloé.

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IGLESIA DE ACHAO

Luego, regresando sobre nuestros pasos por la misma carretera hacemos una parada en Achao, donde se ubica la iglesia de madera más antigua, construida en la primera mitad del siglo XVII. La Iglesia de Santa María de Loreto de Achao tiene un colorido techo ornamentado con filigrana y un muy trabajado altar, todo, como no podía ser menos, hecho en madera.

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IGLESIA DE ACHAO

Cuando llegué, en la iglesia había una misa funeral y entré casi al final del servicio en el momento en que una mujer relataba la historia vital de su mamá de 102 años lo cual, además de emocionante, fue un testimonio en primera persona sobre las costumbres y el modo de vida en estas tierras.

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ACHAO

El último pueblo de la isla en el que vamos a hacer una parada es Curaco de Vélez. Antes de llegar nos topamos con un par de miradores desde donde, si la meteorología lo permite, es posible apreciar la agreste topografía de la isla.

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PANORÁMICA DE ACHAO

En la plaza de Curaco de Vélez está la cripta de un héroe de la Guerra del Pacífico pero estaba cerrada cuando fui, quizá por ser sábado porque también estaba cerrado el Museo Municipal. Es un pueblito tranquilo donde la vida transcurre lentamente.

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CURACO DE VÉLEZ

También podemos pasear por el humedal, lugar de habitación de aves que emigran en el otoño desde el hemisferio norte en un viaje de varios días de duración que inician en Alaska.

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CURACO DE VÉLEZ

Tomando nuevamente el ferry para volver a la isla grande de Chiloé, en Dalcahue visitamos la bonita Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, cuya construcción terminó en 1902, que domina la plaza de la localidad.

Dalcahue cuenta con un mercado de artesanías que es el lugar idóneo para comprar algún recuerdo, especialmente artículos hechos con lana de oveja, típicos de Chiloé.

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DALCAHUE

Para rematar la jornada nada mejor que reponer fuerzas con un plato de curanto en el mercado que está a un costado de la feria de artesanías.

La preparación tradicional demora dos horas y los ingredientes se entierrran junto a dos piedras al rojo vivo. Obviamente aquí no vamos a tener que esperar tanto y cuando nos presentan el plato con mejillones, almejas, chorizo, carne de pollo, cerdo, patata y otros tipos de tubérculo lo primero que viene a nuestra mente es que no vamos a ser capaces de dar salida a tamaño festín. Pero la realidad se encargará de demostrar lo contrario.

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DALCAHUE

 

 

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