Copenhague seduce desde el primer momento. Es una ciudad amable con el peatón, donde se usa más la bicicleta que el coche, lo que la convierte en atractiva para el turista que puede deambular por sus calles sin sentirse agobiado por el tráfico. Además, si se viaja en verano, yo lo hice en julio, el ambiente festivo se respira en sus parques y terrazas, que llenan por igual locales y foráneos.

La capital danesa es la ciudad más grande de Dinamarca, cuenta con unos 600.000 habitantes, algo más del 10% de la población del país, pero concentra la mayoría de sitios de interés en un área relativamente pequeña y accesible a pie si nos alojamos en el centro.

En Copenhague se conjugan construcciones históricas como palacios, que atestiguan la importancia de la institución monárquica a lo largo de su historia -hoy día una monarquía parlamentaria-, con obras arquitectónicas contemporáneas como la Ópera, el Teatro Real de Dinamarca o la Biblioteca Real, todos ellos luciendo su mejor cara hacia el canal.

La siguiente lista no es exhaustiva, ni pretende serlo, pero incluye los principales atractivos patrimoniales de la ciudad que no pueden faltar en una primera visita. Los he reducido a diez más uno.
La entrada a todos los sitios que menciono a continuación es gratuita si se compra la Copenhaguen Card, que se puede adquirir en la terminal de llegadas en el aeropuerto. Además, incluye transporte público gratuito. La tarjeta de 24 horas cuesta 379 coronas (51 euros), 48 horas, 529 coronas (71 euros) y 72 horas, 629 coronas (85 euros). Las entradas no son baratas así que es una muy buena inversión. Yo compré la de 72 horas y la amorticé totalmente.
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Castillo de Rosenborg
El Castillo de Rosenborg fue construido por el rey Christian IV a principios del siglo XVII. Recorriendo sus salas ricamente ornamentadas retrocedemos varios siglos en el tiempo hasta la época de la monarquía absoluta. Está enclavado en uno de los extremos del Jardín del Rey, el principal parque del centro de la ciudad.

En el sótano de Rosenborg, en una cámara blindada, están custodiadas las Joyas de la Corona que entre otras obras de arte alberga las coronas de los reyes de Dinamarca.

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La Sirenita
Esta pequeña escultura de granito y bronce se ha convertido en el símbolo de la capital danesa. Inspirada en el personaje del cuento de Hans Christian Andersen fue un regalo a la ciudad del cervecero Carl Jacobsen -sí, el de la cerveza Carlsberg- y desde 1913 está colocada en una orilla del canal principal. Su popularidad no la ha librado de los vándalos ocasionales que han desfigurado su figura en varias ocasiones.

A pesar de haberla visto previamente en fotos, me sorprendió la delicadeza y el pequeño tamaño de la Sirenita, quien sin duda se sentirá abrumada por la ingente cantidad de turistas que acuden a visitarla. Si queremos tomarnos una foto con ella tendremos que armarnos de paciencia, especialmente si se nos ha adelantado un autobús de algún grupo organizado.
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Copenhague desde las alturas
Son numerosas las torres que nos ofrecen una perspectiva de Copenhague desde las alturas y como tengo debilidad por observar las ciudades a vista de pájaro no desperdicié ocasión para hacerlo y subí a la torre del Palacio de Christianborg y a la Torre Redonda.

Pero las mejores vistas de la ciudad son las que se obtienen desde la Iglesia de Nuestro Salvador. Aunque es solo una apreciación personal que tendrás que constatar por ti mismo.
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Paseo en barco
Otra actividad que no puede faltar en nuestra mochila es el paseo en barco por los canales. Nos ofrece otra perspectiva de la arquitectura de la ciudad y nos permite disfrutar de ella de una manera relajada.

Así, apreciaremos el contraste de edificios históricos, como por ejemplo el de la Bolsa, con construcciones contemporáneas, como la Ópera.

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Palacios de Amalienborg
Aquí está la residencia actual de los reyes de Dinamarca y están formados por cuatro edificios idénticos distribuidos alrededor de una gran plaza adoquinada: los palacios de Christian VII (para invitados), Frederik VIII (donde vive la familia del príncipe), Christian IX (residencia de la reina) y Christian VIII, donde se encuentra el museo.

El cambio de guardia es otro de los atractivos de Amalienborg. Un espectáculo que tiene lugar todos los días a las 12:00. Yo no alcancé a verlo así que me tuve que conformar con algo más modesto, un simple relevo.

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Christianborg
El palacio de Christianborg está en la pequeña isla de Slotsholmen y es la sede actual del Parlamento de Dinamarca. Además, algunas salas del palacio tienen un uso oficial tanto por parte de la familia real como por parte del primer ministro.

El salón de los tapices es una de las estancias más espectaculares ya que contiene 11 tapices que relatan diez siglos de la historia del país, desde los primeros reyes vikingos hasta la actualidad. También podemos ver vestigios arqueológicos del castillo primigenio de Copenhague, que data del siglo XII, así como la cocina real y las caballerizas, aunque estas en verano no tienen caballos porque están disfrutando de unas merecidas vacaciones en el campo.

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Nyhavn
El muelle de Nyhavn con las coloridas fachadas de sus edificios es, junto con La Sirenita, la imagen más reconocible de la ciudad. Se trata de un canal que se abrió en el siglo XVII para que los barcos pudieran descargar su mercancía cerca del centro de la ciudad.

Aunque hoy día el carácter marinero y canalla del barrio ha sido sustituido por otro más festivo con multitud de bares y restaurantes. Es una zona muy animada a cualquier hora del día, especialmente en verano.

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Kastellet
Es una de las primitivas fortificaciones de Copenhague, con forma de pentagrama y rodeada por un foso con agua. En el interior hay una serie de edificios que eran usados como barracas para la tropa y a lo largo del perímetro hay cañones y hasta un molino de viento.

Está rodeado por un parque que se llena de corredores a primera hora de la tarde y como queda cerca de la Sirenita no podemos dejar de pasear por él.

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Tívoli
Abrió sus puertas en 1843, lo que lo convierte en el segundo parque de atracciones más antiguo de Dinamarca tras el de Bakken. Está situado al lado de la estación central en pleno centro de la ciudad y es el lugar perfecto para poner la guinda a una intensa jornada de visitas. Podemos subirnos en alguna de sus atracciones si buscamos emociones intensas o simplemente pasear relajadamente por los jardines disfrutando de su pintoresca arquitectura.

En verano los atractivos se multiplican porque hay programados conciertos gratuitos. Yo aproveché para visitarlo al final del día así que, después de cenar una hamburguesa en uno de sus restaurantes, nada barata por cierto, encadené un concierto al aire libre con el espectáculo de luz y sonido de las fuentes frente a la torre japonesa, para rematar la noche con un espectáculo pirotécnico acompañado de música electrónica.

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Christiania
La Ciudad Libre de Christiania fue fundada en 1971 por un grupo de hippies en una zona de edificios militares abandonados y, desde entonces, ha funcionado con sus propias reglas al margen de las leyes danesas lo que ha provocado multitud de conflictos que finalmente el Estado resolvió con la creación en 2012 de la Fundación de la Ciudad Libre de Christiania.

Lo que me resultó más llamativo fue Pusher Street -la calle de los vendedores de marihuana– donde numerosos carteles nos advierten para que no hagamos fotografías. Como aquí realizan una actividad que es ilegal en Dinamarca, los vendedores que atienden en sus pequeños puestos ambulantes lo hacen provistos de pasamontañas, gorras y guantes para evitar ser reconocidos. En Christiania también se puede tomar una cerveza barata -lo cual tratándose de Copenhague no es baladí- o comer algo en un ambiente alternativo. Por lo demás, es un paseo agradable en un barrio rodeado de naturaleza con llamativos grafitis en los edificios.

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Castillo de Kronborg
Está en la localidad de Elsinor, a la entrada del estrecho de Oresund, a unos 50 minutos en tren del centro de Copenhague. Si disponemos de tiempo suficiente no nos podemos perder este castillo que la Unesco incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial en el 2000.

Yo tenía reservada una mañana para visitar esta impresionante fortaleza renacentista -erigida en el último cuarto del siglo XVI– porque en verano los visitantes tienen la oportunidad de tropezarse por las estancias del castillo con los personajes de Hamlet, inmortal obra que Shakespeare ambientó en Elsinor. Es una delicia, los vemos representar pequeñas escenas que tienen lugar en los espacios más representativos del castillo y en un inglés adaptado que lo hace fácilmente entendible. Lo disfruté enormemente.

[…] Una dato curioso sobre Oslo es que no siempre fue conocida por ese nombre ya que durante tres siglos respondió al nombre de Christiania, denominación que quizá el imaginario colectivo asocie a la Christiania fundada por un grupo de hippies en los setenta en Copenhague. […]
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