Bruselas, mucho más que la Grand Place

Bruselas arrastra una cierta fama de ciudad gris y a menudo los turistas que viajan a la capital de Bélgica reducen sus atractivos a la Grand Place y al entramado de callejuelas del centro histórico que la circundan. Además de otros atractivos más dulces como son el chocolate y los deliciosos gofres.

Tampoco se olvidarán de saludar al sempiterno Manneken Pis, que se ha convertido en el símbolo de Bruselas, a quien a veces podemos ver vestido con sus mejores galas y otras, en cambio, se nos presenta como Dios lo trajo al mundo. Y a pesar de que pronto cumplirá 400 años, pues su origen se remonta a 1619, conserva intacta su inocencia.

Bruselas también puede ser considerada como la capital de la Unión Europea por el número de instituciones comunitarias que alberga: Parlamento, Consejo y Comisión Europea; y quizás este hecho también ha contribuido a darle esa imagen de ciudad de burócratas.

COMISIÓN EUROPEA

Así que en las siguientes líneas intentaré sacudir esa capa gris que acompaña a Bruselas en el imaginario colectivo para mostrar algunos de los muchos atractivos que tiene. Por eso, antes de enfilar hacia la Estación Central para abordar un tren rumbo a Brujas, Gante o Amberes, démosle una oportunidad a Bruselas y veremos que es mucho más que la Grand Place.

Yo, de hecho, regresé gratamente sorprendido de mi viaje a Bruselas. Parte de la culpa quizá residiera en las bajas expectativas que me había creado por comentarios de amigos y conocidos que habían estado en Bruselas y que me hablaban de la ciudad en un tono más bien neutro, rozando la indiferencia, antes de pasar a recomendarme otras ciudades belgas más pintorescas.

SAINT GILLES

Pero Bruselas tiene muchos lugares de interés. Por no hablar de la famosa cerveza belga, que ha sido declarada Patrimonio de la HumanidadAsí, la Unesco considera la tradición cervecera en Bélgica como Patrimonio Cultural Inmaterial a lo que contribuyen los 1.500 tipos de cerveza que se producen en el país.

Además, Bruselas es una ciudad que los amantes de la arquitectura disfrutarán sobremanera. Más allá de las evidentes muestras de construcciones góticas y barrocas, con sus torres que dominan el skyline del centro histórico, Bruselas también reúne un gran número de edificios en estilo Art Nouveau, cuatro de los cuales han pasado a integrar la Lista de Patrimonio Mundial: la Casa Tassel (1893), la Casa Solvay (1894), la Casa van Eetvelde (1895) y la casa de Victor Horta (1898), quien fue uno de los iniciadores del modernismo en Bélgica.

saint-gilles-museo-horta
CASA MUSEO VICTOR HORTA

El Art Nouveau se inspira en la naturaleza de ahí la profusión de líneas curvas y elementos decorativos que aluden el medio natural. Las cuatro casas que edificó Victor Horta en Bruselas son los ejemplos más representativos de esta corriente pero no lo únicos.

CASA TASSEL

A este respecto, paseando por el barrio de Saint Gilles son numerosas las fachadas que captan nuestra atención. Uno de los edificios más llamativos es el conocido como de los búhos –Les hiboux– porque tiene como elemento principal en su fachada un esgrafiado de dos búhos que se sitúan por encima de la puerta de entrada.

Otra construcción que atrae nuestra mirada por la original decoración de su fachada es la casa del pintor Albert Ciamberlani, obra del arquitecto Paul Ankar, aunque las pinturas, como no podía ser menos, son obra de su propietario.

CASA DE ALBERT CIAMBERLANI

Otros edificios reseñables dentro de la corriente modernista son el Centro del Cómic, que fue inicialmente sede de los Almacenes Waucquez, y el Museo de Instrumentos Musicales, los antiguos almacenes Old England.

Bruselas también es una ciudad con numerosos espacios verdes. Uno de ellos es el Parque del Cincuentenario, que se planificó con motivo del 50 aniversario del reinado de Leopoldo II y por ende de la independencia de Bélgica -en 1831 dejó de pertenecer a los Países Bajos-. Esta fue la sede de la Exposición Universal de 1897.

En el Parque del Cincuentenario nos encontramos con varios museos como el Museo Real del Ejército y de la Historia Militar, el del Automóvil y el Museo del Cincuentenario. Pero aunque ninguno de estos museos llame nuestra atención merece la pena venir hasta aquí para pasear por este bonito parque y admirar la grandiosidad del arco del cincuentenario.

Otro espacio verde que oxigena el centro de Bruselas es el Parque Léopold, que se encuentra junto al Parlamento Europeo, por lo que si queremos pasear por el barrio europeo y ver en primera persona los escenarios que tantas veces hemos visto en los informativos de televisión, nos vamos a topar ineludiblemente con este parque.

PARQUE LÉOPOLD

El parque más céntrico es el Parque de Bruselas, que se encuentra en el eje que une el edificio del Parlamento de Bélgica, sede de las dos cámaras Congreso y Senado, con el Palacio Real.

PALACIO REAL

El Palacio de Justicia es otro de los imperdibles de Bruselas. Se trata de una impresionante construcción de finales del siglo XIX y la elección del calificativo en este caso no es gratuita porque si lo que pretendían los arquitectos era abrumar a todo aquel que atravesara su pórtico de entrada, el objetivo se satisfizo con creces. A los pies de la escalinata principal, las enormes columnas reducen nuestro tamaño hasta la insignificancia.

PALACIO DE JUSTICIA

Cerca del Palacio de Justicia se encuentra un parque pequeño pero muy coqueto, el Parque de Egmont, que se encuentra frente al Palacio de Egmont, que es la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

A tiro de piedra del Parque de Egmont se encuentra la Place du Petit-Sablon, una de las plazas que más me gustaron de Bruselas tanto por el cuidado jardín como por la vistosa arquitectura de los edificios que la enmarcan. El jardín está rodeado por una valla donde podemos ver 48 estatuas de bronce que representan cada una un gremio de la ciudad.

PLACE DU PETIT SABLON

Otra zona muy atractiva es el Jardin du Mont des Arts que está al lado de la estación de tren y donde podemos visitar el Museo de Arte Antiguo, lugar imprescindible para todos los amantes de la pintura que quieran disfrutar con la obra de los primitivos flamencos. Pero si nuestra sensibilidad está más cercana a Magritte entonces nuestro lugar está en el Museo de Arte Moderno.

MONT DES ARTS

Como todas las ciudades europeas de la época, Bruselas contaba con una muralla defensiva. El primer recinto amurallado data del siglo XII y podemos ver vestigios de la misma en la Rue de Villers donde se encuentra la Torre de Villers.

Del primer recinto fortificado también podemos ver la Torre Negra, vistosamente restaurada, que en la actualidad ha quedado descontextualizada al hallarse enclaustrada en la fachada del hotel Novotel.

Del segundo recinto amurallado solo ha sobrevivido la Puerta de Hal, que era una de las siete puertas que daba acceso a la ciudad.

PUERTA DE HAL

Además, en Bruselas es posible visitar un palacio subterráneo, el Palacio de Coudenberg, cuyos restos arqueológicos se conservan bajo la Place Royale. El palacio se construyó en el siglo XII pero fue demolido tras sufrir un incendio en la primera mitad del siglo XVIII.

PALACIO DE COUDENBERG

Lo que podemos visitar hoy en día son los hallazgos arqueológicos que han visto la luz al realizar los trabajos en la Place Royale. Si bien es cierto que hay que realizar un ejercicio de abstracción para imaginar lo que fue, todos los amantes de la historia disfrutarán de este evocador lugar. La visita no es muy larga y está todo muy bien explicado para que podamos conocer lo que fue en su día este palacio.

Otra zona por la que merece la pena pasear son los antiguos muelles de la ciudad, hoy día convertidos en amplios bulevares con nombres tan explicativos como los siguientes: Quai aux briques: muelle de los ladrillos; Quai au bois a bruler: muelle de la leña; Quai a la houille: muelle del carbón; Quai a la chaux: muelle de la cal; Quai au foin: muelle del heno; o Quai aux pierres de taille: muelle de la piedra tallada.

FUENTE DEL OBELISCO DEL QUAI AUX BRIQUES

Podemos hacer un pequeño recorrido circular comenzando en la Iglesia de Santa Catalina, en la plaza del mismo nombre, a lo largo del cual también podemos visitar el Teatro Flamenco, que originalmente era uno de los almacenes del muelle y cuya fachada primigenia se puede ver en la parte posterior.

TEATRO FLAMENCO

Otro lugar sorprendente es la Casa de la Bellone porque no esperamos encontrar esta impresionante fachada barroca después de atravesar desde la Rue de Flandre un estrecho pasillo cubierto. Es como si La Bellone, que hoy día es un centro cultural, habitara dentro de otro edificio.

MAISON DE LA BELLONE

Bruselas, en definitiva, es una ciudad para recorrer a ritmo pausado disfrutando de todos sus rincones y de la arquitectura de sus edificios. Y también de sus típicos mejillones a la cazuela regados con una cerveza artesanal.

Por último, tengo que dedicar unas palabras a la Grand Place, también catalogada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, por estar conformada por un conjunto homogéneo de edificios barrocos que datan en su mayoría del siglo XVII. La plaza sufrió el bombardeo de las tropas francesas en 1695 pero renació de las cenizas cual Ave Fénix y fue reconstruida de manera brillante.

El único edificio que escapó a la destrucción de las bombas fue el ayuntamiento, construido a inicios del siglo XV, aunque la profusa ornamentación es posterior, de finales del siglo XIX.

La Grand Place por sí sola justificaría la visita a Bruselas pero espero haber dejado alguna que otra pista para que le demos una segunda oportunidad a la capital de Bélgica.

2 comentarios

  1. He estado dos veces en Bruselas y voy a por la tercera. En este post he descubierto nuevos lugares que sin duda incluiré en mi próxima visita. muchísimas gracias.
    Bruselas es una ciudad que a mi personalmente me encanta, aunque a la gente no le suele gustar tanto como a mi. Pero yo que sé, he sabido encontrarle el encanto.

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    • Gracias por leer el post y me alegra que te haya servido para planificar tu próximo viaje a Bruselas. Mucha gente que viaja a Bélgica no pasa demasiado tiempo en la capital pero a mi me sorprendió gratamente, una prueba de que a veces lo mejor es apartarse de las rutas clásicas y lanzarse a descubrir nuevos lugares.

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