Eslovenia en diez fotos

Eslovenia es un país pequeño que atesora grandes atractivos. Con una extensión de unos 20.000 kilómetros cuadrados y aproximadamente dos millones de habitantes es una pequeña joya enclavada al norte de la península de los Balcanes y rodeada por Austria, al norte; Italia, al oeste; Croacia, al sur; y Hungría, al este.

Como no hay vuelos directos desde España, lo mejor es volar a Venecia y alquilar un coche para recorrer Eslovenia a nuestro aire. También se puede volar a Bolonia, así lo hice yo, pero esto añadirá otros 140 kilómetros a nuestro recorrido.

Eslovenia tiene una red de autopistas de primer nivel y para transitar por ellas debemos comprar una pegatina con la cual pagamos los peajes. Se adquiere en cualquier gasolinera por lo que una vez que hayamos cruzado la frontera será lo primera que hagamos para evitar sorpresas en forma de multas una vez que hayamos regresado a casa. Hay que recordar que la agencia de alquiler de coches nos remitirá gustosamente cualquier multa que reciba el vehículo.

  • Piran

PIRAN

Si llegamos a Eslovenia desde Italia, una vez que dejamos atrás Trieste y cruzamos la frontera, podemos hacer una primera parada en la pequeña ciudad de Piran, bañada por las aguas del mar Adriático. El centro de Piran está ubicado en una pequeña península en la que el tráfico está restringido, ya que solo pueden entrar los residentes. Por tanto, tenemos que dejar el auto en un gran aparcamiento que está sobre la carretera principal, aproximadamente un kilómetro antes de llegar al centro propiamente dicho. Desde aquí podemos ir caminando o esperar para tomar el autobús gratuito.

Piran está en la península de Istria, que comparten Italia, Eslovenia y Croacia, y formó parte de la República de Venecia, lo cual resulta evidente cuando miramos las huellas arquitectónicas de su pasado, con el característico arco veneciano que presentan algunas de sus construcciones.

El centro histórico de Piran se articula en torno a la plaza Tartini, que recibe el nombre de uno de los hijos ilustres de la ciudad, el músico Giuseppe Tartini, y se puede recorrer fácilmente en una mañana o en una tarde, aunque si tenemos tiempo es muy recomendable pasar una noche en Piran para disfrutar del atardecer a orillas del Adriático y disfrutar de un paseo nocturno por sus callejuelas una vez que los excursionistas han abandonado la ciudad. Tampoco nos podemos ir sin caminar por las murallas medievales de la ciudad, además de subir a la torre de la Iglesia de San Jorge para contemplar Piran a vista de pájaro.

  • Liubliana

LIUBLIANA

Liubliana es la capital de Eslovenia y es una bonita y agradable ciudad de menos de 300.000 habitantes que podemos recorrer a pie o en bicicleta. Por su situación en el centro del país puede ser una buena base para explorar el resto de Eslovenia aunque, en mi opinión, lo mejor es repartir las noches entre Liubliana y Bled.

El centro histórico de Liubliana es bastante compacto y aglutina muchos atractivos patrimoniales, empezando por su castillo, convertido en museo. Entre los muchos puentes que cruzan el río Liublianica destaca el de los dragones, uno de los iconos de la ciudad.

La barroca Catedral de San Nicolás y el ayuntamiento son dos de los edificios monumentales que destacan en el centro histórico. De hecho, es una delicia pasear por todas las calles que están a los pies del castillo. Además, Liubliana también cuenta con restos de su pasado romano. Así, podemos ver un tramo de la muralla que rodeaba a la antigua Emona, que por cierto hoy en día algunos utilizan para practicar escalada libre.

  • Ptuj

PTUJ

Ptuj es una encantadora ciudad a orillas del río Drava a tan solo una hora y media en coche desde Liubliana, por lo que puede ser una excursión de un día o de medio día perfecta para realizar desde la capital eslovena. El castillo de Ptuj es el principal atractivo. Desde la colina donde se levanta el castillo se disfrutan unas vistas estupendas de la ciudad.

La Columna de San Florián o la Torre de Ptuj también son imágenes que identifican esta villa eslovena. De nuevo, como en tantos pueblos con encanto, el verdadero atractivo reside en recorrer todas las calles del centro histórico por la bonita arquitectura de sus edificios.

Si nos da tiempo al regresar a Liubliana desde Ptuj podemos parar en Celje, que está a medio camino y también cuenta con un impresionante castillo. El paseo a lo largo del curso del río también es una buena opción para estirar las piernas.

  • Bled

LAGO BLED

Bled es un pequeña ciudad a orillas del lago homónimo. El lago Bled, de origen glacial, es el principal atractivo de esta popular localidad turística. Probablemente habremos visto multitud de imágenes de la fotogénica Iglesia de la Asunción, que está ubicada en una pequeña isla en el centro del lago a la que tenemos que acceder en barca. Si queremos hacer brazos podemos alquilar un bote de remos y llegar a la isla por nuestra cuenta pero yo opté por compartir una de las tradicionales embarcaciones manejada por un remero curtido en el oficio.

Bled también cuenta con un castillo, no podía ser menos, que está encaramado en una roca como desafiando a la gravedad. Desde aquí tenemos las mejores vistas de todo Bled. Si nos gusta disfrutar de la naturaleza, en Bled tenemos muchas opciones para ello, ya que se encuentra cerca del Parque Nacional de Triglav, en los Alpes Julianos.

  • Garganta de Vintgar

GARGANTA DE VINTGAR

La Garganta de Vintgar es la excursión más popular que podemos hacer desde Bled. Si nos gusta caminar lo mejor es prescindir del coche y llegar a pie. Está a unos cinco kilómetros pero una vez que dejamos la carretera principal apenas hay tráfico así que el paseo es tranquilo.

De este modo, recorremos las pasarelas a lo largo de la garganta y al llegar al final del recorrido no tenemos por qué deshacer camino sino que regresamos a Bled por otra ruta atravesando una zona boscosa y pasando a continuación por el pintoresco pueblo de Zasip.

  • Lago Bohinj

LAGO BOHINJ

El lago Bohinj es un auténtico paraíso natural a media hora escasa en coche desde Bled. Es el lago más grande de Eslovenia y en este caso ya se encuentra ubicado ubicado en pleno Parque Nacional de Triglav.

Si buscamos un lugar tranquilo y bucólico para hospedarnos, alejado del ajetreo de Bled, podemos buscar alojamiento por esta zona. Hay numerosas rutas para realizar entre las que se encuentra el trekking a la cascada de Savica, que no es muy largo aunque gran parte del camino es en ascenso por lo que hay que tenerlo en cuenta.

También es una gran idea tomar el teleférico hasta la estación de esquí de Vogel porque aunque no sea temporada para practicar deportes de invierno las vistas que vamos a disfrutar desde aquí son espectaculares. Tenemos una panorámica completa del lago Bohinj y también podemos divisar el monte Triglav, que con sus 2.864 metros es la montaña más alta de Eslovenia y orgullo nacional. El precio del teleférico fuera de temporada de ski es de 14 euros.

  • Paso del Vrsic

PASO DE VRSIC

La carretera que une Kranjska Gora con Trenta es conocida como paso del Vrsic, porque corona el puerto de montaña más alto de Eslovenia, a 1.611 metros. El ascenso desde Krankska Gora tiene unas espeluznantes curvas que en más de una ocasión tendremos que tomar en primera. Es una ruta muy popular así que no será raro encontrarnos con moteros o ciclistas por el camino.

Durante la Primera Guerra Mundial, prisioneros de guerra rusos realizaron trabajos de acondicionamiento de la ruta y muchos de ellos encontraron la muerte en una avalancha. Para recordar este trágico suceso se construyó una pequeña capilla de madera, la capilla rusa, que podemos ver a un lado de la carretera.

  • Desfiladeros de Tolmin

DESFILADEROS DE TOLMIN

Tras haber sobrevivido a todas y cada una de las curvas que tenemos que recorrer en el paso del Vrsic y después de comer en Bovec podemos continuar camino hasta Tolmin, donde confluyen los ríos Soca y Tolminka, para visitar los desfiladeros de Tolmin.

Cuando llegué ya casi había llegado la hora de cerrar y la señora que había en la taquilla no nos quiso cobrar nada. Además, nos recomendó que no visitáramos la cueva para que pudiéramos finalizar todo el recorrido con luz. Seguimos su recomendación y resultó genial.

  • Cuevas de Postojna y Skocjan

CUEVA DE POSTOJNA

La entrada a la cueva de Postojna no es barata -son 23,90 euros– pero merece la pena pagar hasta el último céntimo de euro para disfrutar de la visita. Es un recorrido guiado que iniciamos a bordo de un trenecito que nos lleva a una velocidad considerable hasta el centro de la cueva donde se realiza un recorrido a pie para admirar las extraordinarias formaciones de la roca, estalagmitas y estalactitas.

También son imprescindibles las cuevas de Skocjan pero como en su interior no está permitido tomar fotos el elegir una foto de la cueva de Postojna para encabezar esta entrada ha sido por razones obvias. Las grutas de Skocjan son más impresionantes si cabe que las de Postojna.

Estas últimas han sido incluidas por la Unesco en la Lista de Patrimonio Mundial y tienen una profundidad máxima de más de 200 metros. Además, en su interior se halla el curso del río Reka, lo que hace que se formen cascadas a lo largo de su curso. La enormidad de la sala principal nos dejará boquiabiertos, se trata del cañón subterráneo más grande del mundo con una profundidad de casi 150 metros. El precio de la entrada es de 16 euros y la visita se hace en grupo con un guía.

  • Castillo de Predjama

CASTILLO DE PREDJAMA

La entrada al castillo son 11,90 euros pero si se compra combinada con la cueva de Postojna nos saldrá por 31,90 euros, con lo que nos ahorraremos unos euritos. Apenas diez kilómteros separan ambas atracciones así que lo mejor es visitar ambas en una mañana o en una tarde para aprovechar al tiempo al máximo.

El de Predjama es un castillo de leyenda que se encuentra construido en una oquedad de la montaña. De hecho, algunas de las estancias tienen por paredes y techo la propia roca. Fue levantado en este lugar hace más de 800 años aunque ha sufrido modificaciones y añadidos a lo largo de los siglos por lo que el aspecto actual data de unos 400 años atrás.

Podemos recorrer el castillo a nuestro aire y si al salir nos entra hambre podemos coger fuerzas en el restaurante que hay enfrente que cuenta con una terraza con vistas al castillo desde donde podremos exprimir al máximo las peculiares vistas de este prodigio arquitectónico.

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